Un hombre se encontró con un Dios, y el Dios le concedió un deseo. El hombre ya era muy rico, pero quería más dinero y le pidió la facultad de transformar en oro todo lo que tocase.
Primero transformó en oro sus muebles, su palacio y todo lo que lo rodeaba. Trabajó una mañana entera y consiguió tener un jardín de oro, árboles de oro, escalinatas de oro. Al mediodía sintió hambre y quiso comer. Pero cuando tocó la pierna de cordero que le habían preparado sus sirvientes, ésta también se transformó en oro. Levantó un vaso de vino y se transformó en oro al instante. Desesperado, fue a pedir ayuda a su mujer porque se dio cuenta de la equivocación que había cometido. Cuando le tocó el brazo, la transformó en una estatua de oro.
Los sirvientes salieron huyendo de allí por miedo a que les sucediera lo mismo. En menos de una semana, el hombre había muerto de hambre y de sed, rodeado de oro por todas partes.


EL MATE




El mate no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre.
Con inflación, con hambre, con militares, con democracia. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.
Es el compañerismo hecho momento.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.

¿NO TENEMOS NADA?


Suele pasar que miramos a nuestro alrededor, observamos y llegamos a la conclusión de que no tenemos nada, que todos tienen todo y que nosotros no tuvimos esa suerte, que la vida nos dio la espalda.
Pero si pensamos bien nos vamos a dar cuenta que tenemos cosas que quizás no tengan un valor material pero si un valor incalculable para nuestras vidas.
Aquella gente que lo tiene todo, en definitiva, no tiene nada. Puede que tengan un buen pasar económico, el auto más costoso, el jeans de la marca más vendida, y disfrutan de vacaciones en lugares paradisíacos. Pero no tienen lo que tenemos nosotros.
Qué tenemos? Tenemos una familia que nos respalda en todo y que luchó contra todo para que hoy seamos lo que somos, tenemos amigos donde apoyarnos cuando nos sentimos solos, y tenemos dignidad, principios y códigos, cosa que ellos no.
Muchos pensarán o dirán que sin dinero no se puede vivir, y yo les digo, con todo respeto, que sí, que se puede. O acaso no cambiarían ese auto de miles de dólares por cenar en familia? O llorar o reír con amigos?Si la respuesta es NO, usted no entiende nada de la vida y yo me pregunto para qué mierda vino al mundo. Si la respuesta es SI, usted sabe valorar las cosas que realmente tienen valor, que no es poca cosa.

ACA SOY FELIZ




Es linda la cancha. Esa parte que no sale en la tele no la conocía. La verdad que quedó muy buena. Cuantas personas entran? Que se yo, entrarán treinta mil triperos, no sé. Acá hay treinta mil personas que vienen a ver a veintidós boludos corriendo detrás de la pelotita? Si no te gusta el fútbol nunca lo vas a entender. Vos juntas moneda por moneda para venir a ver al Lobo y si pierde te quedás mal y no se te puede hablar, y estos hijos de puta ganan fortuna y les da lo mismo ganar o perder, total, al fin de mes cobran igual. Pero yo no soy hincha de los jugadores, soy hincha de la camiseta. Opino lo mismo que vos, pero por nada del mundo dejo de venir a la cancha. Hoy vine porque me convenció tu papá porque sino, ni en pedo vengo un domingo con treinta grados de calor o un día de mucho frío y con lluvia. Es que hay cosas que no entendés má. Y menos hacer esos viajes al interior que haces vos. Viajas diez horas de ida y diez de vuelta para ver un partido que dura apenas una hora y media. Un viaje al pedo. Por eso digo que hay cosas que no entendés. Y ni hablar de los viajes fuera del país. No entendés nada mamá. Qué no entiendo Joel? Qué acá soy feliz!!!

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