COSAS DEL NEGRO


Hace unos años atrás, Marcos, Elnegrogordomiguel, Fede, Luquitas y quien escribe, fuimos a un boliche de la zona céntrica de La Plata. Tras una confusión en la puerta del local se produce una gresca con otro grupo de chicos. Al escuchar la llegada de un patrullero, creímos que lo mejor era correr, y también nos creímos atletas. Con un cajón de una conocida marca de cerveza y algunas otras cosas más encima, no llegamos a las dos cuadras que el patrullero nos detiene. “Todos contra la pared” se escuchó. Hicimos caso. Piernas abiertas y manos arriba contra la pared. Estábamos Marcos, Fede, Luqitas y yo. Faltaba Elnegrogordomiguel. ¿Joli lo viste al negro?. Se escondió. Espero que se avive y llame a mi viejo así salimos rápido. El negro zafó terminó diciendo Luquitas a lo bajo para que no escuchen los policías.
Pasaron cinco minutos –por reloj- y seguíamos ahí. Cuando ya estábamos a punto de subir al patrullero para ir a la comisaría por averiguación de antecedentes, allá a los lejos se lo ve al negrogordomiguel corriendo hacia donde estábamos nosotros. No entendíamos nada. Llega, se abre de piernas, apoya las manos contra la pared y le dice al uniformado: “Señor policía, yo estoy con ellos”.
Así es elnegrogordomiguel, un amigo que, por lo visto, nunca te deja tirado. Sos grande Negro!!!
Ah me olvidaba, nos largaron a las 9.30 de la mañana. Era el Día del Amigo…

EL PERDIDO


Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo. Un día alguien le dijo: “Para que no se te pierdan las cosas, lo que tenes que hacer es anotar dónde las dejas”.
Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó: “para que no se me pierdan las cosas…”
Se sacó la camisa, la puso en el pechero, agarró un lápiz y anotó “la camisa en el perchero”; se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó “el pantalón a los pies de la cama”; se sacó los zapatos y anotó “los zapatos debajo de la cama”; y se sacó las medias y anotó “las medias dentro de los zapatos debajo de la cama”.
A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las dejó, y se las puso, los zapatos donde estaban anotados, los encontró y se los puso, lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón y entonces preguntó “y donde estoy yo?”
Se buscó en la lista una y otra vez, como no se vio anotado, nunca más se encontró así mismo.
A veces nos parecemos mucho a este señor estúpido. Sabemos donde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos donde estamos nosotros. Nos hemos olvidado nuestro lugar en el mundo.

NO HAY OTRA IGUAL


“El mail es la yiyi guión bajo nueve arroba hotmail punto com” me dijo un día mi tía como sino tuviera importancia lo que acababan de escuchar mis oídos. Escribile, se va a poner contenta. Y le escribí. Me respondió, le volví a escribir y me volvió a responder.
Así empezó todo, con un simple mail. Un mail que permitió que nunca nos sintiéramos alejados.
Por esas cosas de la vida, tuvimos juntos poco tiempo pero eso no impidió que hoy sea especial. Un mensaje, un llamado o una carta con ella como remitente, hace que mi vida sea más fácil y alegre.
Quizás alguien intente alejarnos pero tanto ella como yo sabemos que nada ni nadie va a influir para que el lazo que nos une se rompa, porque ese lazo está hecho sobre la base de la amistad, el respeto y el amor, y al amor no es fácil romperlo.Es hermosa, simpática, buena persona, inteligente, amable, humilde, dulce, compañera y cualquier otro calificativo positivo que ande dando vueltas por ahí. ¿Si será mucho para una sola persona? Puede ser, pero para mi prima no, y puedo asegurar que me quedé corto. Y no miento.


El último viernes a las 7.15 de la mañana salí para la ciudad de Jesús María, provincia de Córdoba. Seis horas y medias después estaba en el anfiteatro “José Hernández”, habitual epicentro del Festival Nacional de Doma y Folclore escuchando, puerta de por medio, al “Indio” Solari en la prueba de sonido, pues al otro día, presentaba su último albún denominado “Porco Rex”.
A la hora de la merienda, lo llegué a ver. Pasó a menos de dos metros de donde estaba yo. Gorra a lo chavo del ocho, campera marrón y una bufanda. Así estaba vestido el líder de ex grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Me prohibieron sacarle una foto, ni de lejos. Sino cumplía, hasta se podía suspender el recital. Y cumplí.
Al otro día bien temprano, luego de pasar una noche con fiebre, volví al lugar. Miles de ricoteros llegaban, parrila en mano, desde cualquier puto del país sin importar el frío. Solo querían estar presentes.
Se hicieron las cinco de la tarde. Quería ver al Lobo que jugaba con Banfield. No me importó estar en horas de trabajo. Me escapé y me fui a un bar del centro a ver el partido que terminó empatado. Volví al anfiteatro cerca de las 20.30 y me acomodé delante del escenario. Sentado cómodo, un lugar de privilegio.
A las 21.15 el “Indio” salió al ruedo. Explotó todo. Sí explotó todo. Alternaba temas que compuso como solista y de los Redondos. A medianoche, el “Indio” preguntó a las más de cuarenta mil personas que asistieron al recital, con qué tema quería que terminara el show. Fue una unanimidad. Jijiji fue el elegido. Nunca ví nada igual. Increíble, impresionante, sin palabras. El ricotero lo entiende.
No pasaron cinco minutos del final, que ya estaba sobre el escenario –tuve la suerte de tener acceso donde se me ocurriera- corrí y le traje a un amigo la botella de agua que estuvo en manos del “Indio”.
El 12 de abril antes de la medianoche, pude comprobar que el “pogo más grande del mundo” existe.
No soy un ricotero, pero el 5 de julio me voy a Tandil…

AVESTRUZ


Una vez más te escondiste en tu propia casa. Acusaste estar cansado. Nadie te creyó, ni tu conciencia. La única razón por la cual te escondiste, fue mi presencia. Tres veces pise tu casa estando vos. ¿Las tres veces estabas cansado?
Tu compañera de ruta tuvo más agallas que vos y enfrentó la situación. Si decís que no tenes nada que ocultar, si crees que no le fallaste a nadie, me pregunto: ¿Por qué no das la cara? Tu actitud da mucho que pensar. Sale a la luz que, por dentro, sabes muy bien que algo hiciste mal, por eso no tenes los huevos para mirarme a los ojos.
Dicen por ahí que Hombre es aquél, entre cosas, que va de frente, que da la cara, que enfrenta lo problemas y que protege a su pareja. Y si hago un repaso por estas líneas, llego a la conclusión que hombre no sos, porque la cara nunca la diste y para afrontar los problemas mandas a tu compañera de ruta.
Culparme de algo que no hice y mandar a una mujer a encararme, es de puto. El hecho de acusarme sin argumentos ni pruebas, me llevó a escribir estas líneas, para dejar en claro, una vez más, las grandes diferencias que existen entre vos y yo. Yo doy la cara, vos no; yo miro a toda mi familia a los ojos, vos no podes; para mi cumpleaños vinieron más de cuarenta familiares a saludarme, a vos los cuento con los dedos de una mano y me sobran el anular y el meñique; a mi me sobran huevos, a vos te faltan; mal o bien, soy un hombre, vos sos puto, re puto, y no tengo drama de decírtelo en la cara.
¿Una diferencia más? Te invite a charlar cara a cara y todavía estoy esperando una respuesta. Si tenes miedo comprate otro perro, porque parece que con uno no te alcanza… CAGÓN!!!


No hubo tiros, tampoco despedida. Apenas un show en La Matanza que ni siquiera fue anunciado como el último. Hubo, sí una propuesta que, así detallada, quedará para el anecdotario de nuestro rock. La historia inédita dice que Pelo Aprile se encerró con Pity en las oficinas de Polygram y, en alguna parte de la conversación que duró varios días, dicen que Pelo dijo algo así como: “Está todo bien Pity, si no querés, que no vuelva Viejas Locas, pero podés hacer la despedida. Te podés llenar de plata”. Pity preguntó cuánta plata. Pelo puso en el speaker-phone a Daniel Grinbank. Fueron a los números. Pity dice que la cuenta daba algo así: 500 mil dólares para él, 100 mil dólares para repartir entre el resto de la banda, un solo show, Viejas Locas en River: La despedida. Pero él cortó el diálogo: “Gracias Pelo por todo. Pero Viejas Locas no toca más. Y yo no valgo 500 mil dólares”.
Grande Pity… tu dignidad no tiene precio…

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