EL PERDIDO


Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo. Un día alguien le dijo: “Para que no se te pierdan las cosas, lo que tenes que hacer es anotar dónde las dejas”.
Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó: “para que no se me pierdan las cosas…”
Se sacó la camisa, la puso en el pechero, agarró un lápiz y anotó “la camisa en el perchero”; se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó “el pantalón a los pies de la cama”; se sacó los zapatos y anotó “los zapatos debajo de la cama”; y se sacó las medias y anotó “las medias dentro de los zapatos debajo de la cama”.
A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las dejó, y se las puso, los zapatos donde estaban anotados, los encontró y se los puso, lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón y entonces preguntó “y donde estoy yo?”
Se buscó en la lista una y otra vez, como no se vio anotado, nunca más se encontró así mismo.
A veces nos parecemos mucho a este señor estúpido. Sabemos donde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos donde estamos nosotros. Nos hemos olvidado nuestro lugar en el mundo.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Nos hemos olvidado nuestro lugar en el mundo.

    Yo me lo olvidé hace raaato ya..

    Un besote Gordo..
    Joel said...
    Mica: su lugar en el mundo está claro. Tiene que ser nuestra amiga, una exelente hija, tia como pocas y hermana de las que no hay. Besos

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